El 20 de noviembre de 1959 la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, y desde entonces cada 20 de noviembre se celebra el Día Universal de la Infancia.
Queremos llamar la atención sobre el hecho, cada vez más olvidado, de que la existencia de una serie de derechos exige la existencia previa de una serie de obligaciones. Sin embargo, en los últimos años la administración y los diversos gobiernos de España (con independencia de los partidos políticos que los han sostenido) ha olvidado sus obligaciones.
Así, en vez de defender el «ecosistema infantil» se han dedicado a arremeter contra él por medio de la aprobación de leyes cada vez más alejadas de los intereses de los menores y de sus familias de procedencia, convirtiendo así el entorno de los mismos en auténticos páramos afectivos en los que los menores no encuentran asidero firme en que sujetarse.
Y es que, efectivamente, la infancia cuenta con su propio ecosistema, pues los niños nacen naturalmente de la unión de un hombre y una mujer, y ambos (padre y madre) son necesarios para su desarrollo físico, mental, afectivo y psicológico. Si el concurso de ambos progenitores no fuera necesario la naturaleza no obligaría a la necesidad de la presencia de ambos para su generación. Por ello si las administraciones y el poder político estuvieran interesados en defender el interés superior del menor arbitrarían los mecanismos para salvar las situaciones de crisis en la pareja origen de los menores. Por eso exigimos la extensión de procedimientos de mediación que busque, en primer lugar, sanar la relación de pareja para que el menor pueda disfrutar, en su desarrollo cotidiano, de la presencia concurrente de ambos progenitores. Solo si no es posible sanar la relación de pareja, deberá servir la mediación para buscar la mejor solución desde el punto de vista del interés de la descendencia, y esa mejor solución es (con carácter general) la custodia compartida.
Sin embargo, el poder político actúa en sentido contrario, aprobando leyes y financiando campañas publicitarias que incitan a la constante disolución de las parejas, alimentando la rivalidad entre el hombre y la mujer como si se tratara de dos seres que tuvieran que competir, en vez de dos seres que deben ser complementarios.
Por otra parte, elemento imprescindible del ecosistema infantil es dejar que el menor desarrolle su personalidad y su afectividad de modo natural, y por tanto, al margen de presiones ideológicas ejercidas desde instancias políticas y ayunas de cualquier evidencia científica o ética. De hecho, debemos recordar que la confusión que tales presiones políticas están ocasionando en los menores los lleva muchas veces al suicidio.
Finalmente pertenece también a ese ecosistema de la infancia las muestras naturales de amor y cariño que todo menor profesa a sus progenitores, con independencia de que sea hombre o mujer. Por ello, deben suprimirse todas las campañas públicas que hacen ver al menor que su progenitor varón es de peor condición que su progenitora femenina, haciendo pasar a los padres como sujetos violentos y desinteresados por la vida de su descendencia. Al respecto debemos recordar los altos índices de violencia doméstica, que es la ejercitada por las mujeres. Del mismo modo, debemos recordar que, además, tales campañas son falsas, por cuanto desde que existen estadísticas oficiales, se puede comprobar como anualmente la mayor parte de la violencia parental contra la descendencia no la llevan a cabo los padres, sino las madres.
Igualmente, el poder político se debe abstener de la imposición de la ideología política de género en todas las esferas del acontecer social. Así:
1º Los Jueces y Tribunales deberán resolver los contenciosos familiares con criterios jurídicos, y no desde los criterios ideológicos postulados por la Ideología política de género.
2º Los Servicios Sociales, así como los Equipos Psicosociales, deberán intervenir solo en caso de necesidad real, y siempre grabando y registrando sus intervenciones. Igualmente deberán actuar con criterios técnicocientíficos, y no por criterios ideológicos. Por ello, para garantizar su neutralidad ideológica se deberá aprobar un protocolo de actuación que debe ser público y comunicado antes de cada intervención a los miembros adultos del núcleo familiar.
3º Deben suprimirse todas las leyes de educación establecidas para la difusión de la ideología de género en los centros educativos.
4º Debe derogarse la Ley de Violencia de Género y sustituirla por una Ley de Violencia intrafamiliar.
(Manifiesto redactado por la Asociación Adherida: Asociación Europea de Abogados de Familia)
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