Por Jose Luis Villar Ezcurra Socio Director de Ariño y Villar,Abogados/Profesor Ttular de Derecho Administrativo. Universidad Complutense de Madrid.
Ninguno de los Reales Decretos leyes que pretenden ser aprobados por el Gobierno de Sánchez cumple con los requisitos de “extraordinaria y urgente” necesidad que impone el artículo 86 de nuestra Constitución. Supongo que eso lo sabe pero… qué más da !! En el improbable caso de que sean impugnados y declarados inconstitucionales, habrá trascurrido tiempo suficiente como para que hayan surtido efectos y creado situaciones jurídicas de muy difícil –por no decir imposible- retroceso.
La jurisprudencia constitucional ha definido la urgencia y necesidad en sentido negativo, estableciendo cuando no se dan esas circunstancias: “la necesidad justificadora de los decretos-leyes no se puede entender como una necesidad absoluta que suponga un peligro para el sistema constitucional o para el orden público entendido como el normal ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas y el normal funcionamiento de los servicios públicos, sino que hay que entenderlo con mayor amplitud como necesidad relativa respecto de situaciones concretas de los objetivos gubernamentales, que, por razones difíciles de prever, requieren una acción normativa inmediata en un plazo más breve que el requerido por la vía normal o por el procedimiento de urgencia para la tramitación parlamentaria de las leyes”. Pese a no optarse por una interpretación restrictiva, el Tribunal Constitucional se ha visto forzado a aclarar que aunque el Decreto-ley no sea una norma que circunscriba a situaciones de fuerza mayor o de emergencia, el Gobierno ha de razonar de forma suficiente y objetiva que la situación de hecho que concurre es realmente excepcional y grave (Sentencia del Tribunal Constitucional 68/2007). Nada de esto se ha hecho por parte del Gobierno de Sánchez.
No entro en la bondad, o no, del contenido de tales RDL sino en el hecho de que i) no cumplen, de forma flagrante, los requisitos constitucionales, y ii) que deben ser ratificados por la Diputación permanente del Congreso (lo cual es aún más extraordinario). Esto último es fiel reflejo de que nos encontramos ante medidas puramente electorales cuya única finalidad es trasladar a los ciudadanos su adopción, como una especie de anticipo de la política que piensa seguir (y de las “maravillosas consecuencias” de darle el voto). Naturalmente, para nada se tiene en cuenta que todas estas medidas llevan aparejado un considerable gasto al que tendrá que hacer frente el próximo Gobierno –que espero que no sea el suyo- aceptando, además, unas cotas de déficit absolutamente ruinosas para España.
Es lamentable que Sánchez juegue con la ignorancia de la mayor parte de los votantes acerca de las nefastas consecuencias, en términos de macroeconomía, de este incremento del gasto, porque su baza es otra: el ciudadano no percibe esto pero sí los efectos a corto plazo sobre sus economías particulares, y de ahí la importancia de aprobar cuanto antes estas medidas. Atraen votos, que es lo único que ahora interesa, y que el próximo Gobierno peche con sus consecuencias !!!
Supongo que por mucho que se insista en lo anterior, Sánchez no dará marcha atrás (como en la mayor parte de medidas atrabiliarias que ha adoptado) y que continuará haciendo un uso patrimonial del poder para sus propios fines, con lo cual esta clase de mensajes llegará a un núcleo muy reducido de personas. Pero, es igual porque al menos debe saber dos cosas que me parecen muy claras: primera; no podrá seguir engañando a todos durante todo el tiempo, y segundo: tarde o temprano deberá rendir cuentas por todos estos abusos y pechar con la responsabilidad que le corresponda.
Nunca ha sido más oportuno el dicho “pan para hoy y hambre para mañana”, pero la Unión Europea ya ha advertido seriamente a Sánchez acerca del riesgo y de las consecuencias del incremento del déficit al que conducen sus medidas. Luego será tiempo de llantos cuando el paro se incremente, no tengamos dinero para pagar las pensiones y nos frían a todos con más impuestos y Sánchez siga viviendo a costa de nosotros enseñando las múltiples fotos que se ha hecho en estos casi nueve meses con numerosos personajes públicos.
Dios, qué buenos vasallos; lástima que no tengamos un buen Señor !!!