La comunidad científica, está compuesta por diferentes teóricos que, no necesariamente, opinan de la misma forma, ni comparten los mismos postulados. De hecho, incluso científicos de primera fila, sostienen teorías completamente contrapuestas. Si tomamos como ejemplo la astrofísica, hay quienes sostienen que el universo se está expandiendo y que llegará a un final por enfriamiento, mientras otros opinan precisamente lo contrario, y defienden que llegaremos a un Big Crunch.

  En el ámbito de la climatología, ocurre exactamente lo mismo. No existe una unanimidad de creencias, sino una variedad de teorías contradictorias. Hay autores que afirman que se está dando un enfriamiento, y un descenso de la luz solar, mientras otros defienden la teoría del calentamiento global.

   El clima, en apariencia es un tema menor, que no tiene mayor trascendencia. Sin embargo, su importancia es clave en temas militares y sobre todo económicos. Por ello, más de veinte satélites meteorológicos monitorizan constantemente el planeta. Un tercio de la economía de los Estados Unidos depende directamente del clima, hablamos de dos billones de dólares en juego.

   Cada vez más, y en mayor medida, la financiación es clave a la hora de determinar el tipo de investigaciones que se llevan a cabo en las universidades, aunque éstas sean de naturaleza pública. La llave privada que abre la puerta de la investigación, es lógicamente selectiva y sólo atiende a sus intereses.

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