Dice el “Observatorio de Palabras” de la RAE: “La voz conspiranoico, es un acrónimo humorístico formado a partir de conspira(tivo) y (para)noico“. Añadamos que en el DRAE figura que “conspirar” es, en primera acepción, “Dicho de varias personas: Unirse contra su superior o soberano”, y en segunda acepción, “Dicho de varias personas: Unirse contra un particular para hacerle daño”. Ninguna de estas acepciones señala que conspirar sea una actividad oculta, si bien, parece implícito. Lo que sí es común es el concepto de daño.
La conspiración, como todos deberían saber, no existe. Primero, porque no se está dañando a nadie: todo lo que se está coordinando desde el Bondadosos poderes Inexistentes es, por definición, por nuestro bien. En segundo lugar, no existe una agrupación de personas como tal. Hay evidentes pruebas que lo demuestran. Es una auténtica casualidad el que lleven la misma dirección los dueños de las grandes corporaciones, el comunismo chino, los filántropos particulares, las organizaciones mundiales de reconocido prestigio, muchos gobiernos, además de un elenco de filósofos, sociólogos, pensadores, politólogos, juristas, escritores, filántropos, actores, expertos y periodistas de reputada procedencia y pedigrí, en nómina de gente seria y comprometida.
“La casualidad es el sino casual de estos tiempos”, que diría alguna ministra. Hemos de dar por verdad, que la ambición económica entremezclada con la ética del “ser-humano-al-mando” nos guía por el mundo espontáneamente, aleatoriamente, pero hacia el éxito. No lo dudéis. Todos deberíamos saber que si tiramos un puzle de 100 piezas al aire es facilísimo que caigan, ordenadas, incluso encajadas. He ahí la prueba evidente de que la casualidad existe para proporcionar soluciones. Lo que no existe es la conspiración. Vaya, esto suena a que soy conspiranoico…
Disolvemos, además, la teoría de la conspiración por la gran transparencia de las instituciones, empresas, gobiernos, personalidades y sus relaciones entretejidas. Las diligencias de los actores del mundo no son una actividad oculta. Ellos no lo hacen en secreto, simplemente es una casualidad periodística el que sus actividades -o las de sus opositores- salgan en los titulares o en segundo plano, y a veces, por su poca importancia -Agenda 2030, Bilderberg, Davos- ni se comenten… “Hombre, deciden nuestro futuro en sus foros privados y semipúblicos sin consultarnos, porque nuestra sociedad, en la que una persona es un voto, no lo va a entender, pero desde el cariño y la humildad, por eso no lo comentan mucho”. Quizás sea otra casualidad el que la sociedad se haya adormilado y se mantenga ignorante, cada vez un poquito más. No hay ningún riesgo. El mundo está en buenas manos, las más sabias y bondadosas de la historia -que, por cierto, se está reescribiendo para que se entienda mejor, no se repita y no sea un lastre hacia un futuro armonioso alejado del oscurantismo de épocas pasadas-.
Todo es casualidad. Las veletas se orientan con el viento. Estoy seguro de que no hay conspiración. Por favor, no me llaméis conspiranoico.
La No Conspiración Mundial es muy malinterpretada. Es que hay mucha mala uva. Ha conseguido grandes “derechos personales” y “logros sociales incuestionables” en su campaña para desprenderse de la “obsoleta institución familiar”: divorcios, abortos, eutanasia y custodia infantil del estado, ley de cambio de sexo, además de paro, inmigración sin raíces creadora de un bello multiculturalismo y la cada vez más igualitaria pobreza. La pobreza, sin explorar conceptos más novedosos, tiene sus aspectos positivos, ya que permite al hombre reflexionar gracias al tiempo libre y une a la familia, y refuerza la situación de los ancianos que cobran la pensión cuando el resto no tiene ni un bitcoin.
No sé cómo no se perciben claramente los éxitos de ese mundo maravilloso que la casualidad y la sociedad de ciudadanos comprometidos están creando. Lo dicho, mucha mala uva. Las propuestas del Gran Poder Inexistente son bondadosas: sostenibilidad, igualdad, sanidad, vivienda, digitalización, control del CO2 o del individuo, si es posible con tecnología, manipulación genética, robots, inteligencia artificial, transhumanismo y drones, más o menos acrobáticos. Por cierto, el Gran Poder Inexistente, como dice su nombre, no existe y, además, aunque sin existir, la interpretación de los Poderes Inexistentes Bondadosos es siempre la correcta, se llama opinión pública y demanda social.
Por favor, si me queréis, no “llamarme” conspiranoico…
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