No hay mejor forma de desenmascarar el nuevo orden mundial diabólico instaurado en todas partes que examinando la trayectoria de Licio Gelli, el gran maestre de la logia masónica Propaganda Due cuyos siniestros tentáculos se extendieron por América y Europa dejando a su paso un reguero de muerte y de destrucción.

¿Era ya Licio Gelli un mero títere de la banca masónica de los Rothschild cuando luchó en el bando nacional durante la guerra civil española o cuando se declaraba seguidor de Mussolini? Es decir: ¿Un agente doble? Apostaríamos que sí, pero si no lo era entonces, lo sería muy poco después, cuando se puso a las órdenes de Allen Dulles el siniestro director de la CIA y uno de los muchos peones al servicio de la banca globalista y luciferina.

Sin duda fueron esos dudosos y equívocos credenciales como luchador anti comunista los que le granjearon la confianza del general Perón que entablaría con él una breve alianza que empañaría para siempre su figura. Perón supo ver en su momento que capitalismo y comunismo no eran más que los dos flancos de la banca internacional sionista, la derecha y la izquierda de Jacob Rothschild y su camarilla de falsarios. Es por eso que tanto la derecha como la izquierda cautivas se disputan en la actualidad la figura del general que no encaja sin embargo en ninguno de los dos bandos.

Sin duda fue Gelli quien posibilitó el tan ansiado retorno de Perón a la Argentina, un retorno inútil que nunca debió producirse y que sólo sirvió para que Gelli trufara el estado argentino de funcionarios adeptos a la masonería como Héctor Cámpora. La masonería fue la responsable del caos y la campaña de terror que se desató en Argentina tras la muerte del general, así como de las sucesivas bancarrotas desencadenadas por los préstamos usurarios de la banca globalista, la táctica favorita a la que recurren instituciones como el Fondo Monetario Internacional para sangrar y esclavizar a todos los países y a la que Perón se opuso con todas sus fuerzas. Fue la masonería quien convirtió al partido Justicialista fundado por Perón, plenamente nacionalista en sus orígenes, en un partido globalista más al servicio de la banca sionista de los Rothschild.

Una de las maniobras más diabólicas de la masonería fue la subversión, tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, de los movimientos nacionales, englobados todos bajo la etiqueta descalificadora del fascismo, que surgieron en los años previos a la contienda como reacción a la amenaza del comunismo satánico financiado por banqueros asquenazi como Jacob Schiff. El neofascismo de posguerra no tiene nada que ver con el fascismo prebélico. Es su antítesis. Sin duda muchos de los que militaron en las filas de los comandos paramilitares calificados de neofascistas y auspiciados por hombres como Allen Dulles durante la guerra fría creían sinceramente que luchaban contra el comunismo marxista sin saber que éste estaba siendo financiado por los mismos que financiaban a los primeros.

Repugna pensar que los archi enemigos de los movimientos fascistas de entre guerras, los miembros de la masonería asquenazi, que habría que llamar más bien Sabatea, se hicieran pasar por fascistas tras la guerra a fin de neutralizar de esta forma a muchos tradicionalistas y nacionalistas de numerosos países, tanto en Europa como en Hispano América; pero ésa es la táctica preferida de la secta satánica de los sabateos: hacerse pasar por todo, coaptar todas las religiones y todos los movimientos políticos, ya sean de izquierda o de derecha, para ponerlos a trabajar en su provecho. Ésa es la razón del desconcierto actual de las masas que se ven traicionadas por sus líderes una y otra vez. La derecha y la izquierda masónicas han ido convergiendo hasta atrapar a todos los pueblos en una pinza asfixiante. En realidad podría decirse que quien gobierna ahora es el centro radical, o el centro profundo, un socavón al que nos empujan los grupos terroristas de izquierda o de derecha, islamistas o anti islamistas, todos ellos financiados por los Rothschild y sus satélites.

Allen Dulles nunca luchó contra el comunismo, como se ha señalado con frecuencia, luchó contra la libertad, la independencia y la soberanía de todas las naciones y su anticomunismo no era más que una farsa. Su misión era presentarse como campeón de dicha batalla para captar a los nacionalistas anti comunistas de todos los países y así neutralizarlos.

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A menudo se afirma para desacreditar a la CIA que la agencia reclutó a numerosos líderes nazis por medio de la operación Paperclip tras la segunda guerra mundial, lo que nunca se afirma es que tenía igualmente en su nómina a agentes comunistas, que es el verdadero credo de la agencia; los oficiales nazis reclutados una vez aplastada la Alemania Nazi poco podían hacer sino colaborar con la agencia en su falsa lucha contra el comunismo tanto si creían en ella como si no: la alternativa era el pelotón de ejecución o esconderse bajo una identidad falsa si se la podían procurar. Eso suponiendo que no fueran agentes dobles infiltrados en la Alemania Nazi durante la contienda que es lo más probable.

La supuesta guerra contra el comunismo encabezada por la CIA era tan falsa como la guerra contra las drogas o el terrorismo que encabezaría años después y suponen la misma estrategia.

Los mismos que promueven el narcotráfico son los que supuestamente luchan contra él, los mismos que instauran el comunismo en enclaves estratégicos como Cuba , son los que instigan a los militantes o los gobiernos anti comunistas o nacionalistas a combatirlo, los mismos que promueven la guerra contra el terrorismo son los que crean la células terroristas, así desestabilizan a todos los países en beneficio de la City de Londres y del Israel de la Mafia Jázara.

Puede ser muy útil interpretar el pasado a la luz del presente. De la misma manera que hasta hace poco se utilizó la excusa de la guerra contra el terrorismo islamista (un terrorismo creado por los servicios de inteligencia occidentales) para cercenar las libertades civiles en Occidente, durante la guerra fría se recurrió a la guerra contra el comunismo para atacar a todos los políticos o activistas que no estuvieran en la nómica de la banca masónica; de forma paralela en la Unión Soviética la excusa de la guerra contra el capitalismo también sirvió para coartar la libertad y subyugar a la población en los países del Este. Ya está suficientemente demostrado que Lenin, Trotsky y el resto de los revolucionarios marxistas fueron financiados por los magnate de Wall Street que giraban en la órbita de los Rothschild, la revolución rusa fue una inversión que les generó suculentos beneficios, a través de sus lacayos: los revolucionarios marxistas, los banqueros occidentales mantuvieron cautiva a la economía rusa y sacudieron a la Rusia comunista como el espantapájaros que puso freno a las ansias de libertad de los occidentales

Es bien sabido que los agentes policiales que registraron las oficinas de Gelli encontraron una lista que recogía la identidad de 962 personas: los miembros de la logia masónica Propaganda Due de la cual Licio Gelli era el Gran Maestre. La lista contenía los nombres de algunas de las personalidades más influyentes de Italia: tres ministros, 43 miembros del parlamento, 43 generales, ocho almirantes, jefes de los servicios secretos, los comandantes de policía de las cuatro ciudades más grandes de Italia, industriales, financieros, personalidades de la televisión, etc, etc, etc.

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Todo el “Establishment” italiano actual se halla conformado en gran medida por los sucesores de dichos personalidades que son por lo tanto los títeres de la banca jázara, no nos extraña pues que la operación genocida calificada falsamente de pandemia se haya aplicado con tanto rigor en Italia, el pueblo italiano es esclavo de una oligarquía satánica que rodea y asfixia al Vaticano.

Es preciso señalar que los verdaderos maestros titiriteros de la Logia Propaganda Due, aquellos que se escondían tras la figura de Licio Gelli, no eran otros que Henry Kissinger, Edmon de Rothschild y David Rockefeller.

El periodista turco Ugur Mumcu ya reveló que Henry Kissinger era miembro de la logia de Monte Carlo que constituía la junta directiva por así decirlo de la logia Propaganda Due; los vínculos entre dicha logia y el Mossad fueron desvelados por el ex agente del mismo Victor Ostrovsky en The Other Side of Deception, publicado en 1994. Ostrovsky describe a Licio Gelli como el mayor agente del Mossad en Italia y uno de los dirigentes del grupo Gladio responsable de numerosos ataques terroristas que acabaron con la vida de tantos ciudadanos inocentes, incluyendo a niños.

Una campaña como la Operación Manos Limpias realizada en Italia a fin de depurar las instituciones políticas y jurídicas de mafiosos masones a raíz del escándalo provocado por la revelación de los miembros de la logia P2 sería impensable ahora. Una campaña que de todas formas no sirvió de gran cosa. Poco después el magnate Silvio Berlusconi que figuraba en la célebre lista sería elegido Primer Ministro de Italia. Como tampoco sirvió de nada el Comité establecido por John Major en los años 90 para investigar la trama de corrupción en las instituciones británicas que descubrió que dicha trama apuntaba directamente a la masonería infiltrada en los altos mandos policiales, el gobierno, la Cámara de los Lores, el Tribunal Supremo, la banca, y los consejos directivos de las mayores empresas.

Sorprende la ingenuidad de la prensa, de algunos políticos y de la opinión pública británica por aquellas fechas; la misma casa real británica es quien amparaba y ampara las intrigas criminales de la masonería ya sea británica o continental.

La masonería se ha ido extendiendo como un cáncer por las instituciones de todos los países o de casi todos y es su triunfo definitivo lo que explica el éxito internacional de una operación como la de la falsa pandemia que podría precipitar el colapso definitivo de la civilización occidental. O más bien cabría decir de la civilización a secas.

Jose Francisco F- Bullón

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