Antonio Rodríguez Burgos, Córdoba
Recuerdo a Aznar con su viaje al centro, al centro-reformista según se autodefinió el PP en los 90. Ya entonces escribí una carta al director del diario Córdoba dudando de que el centro señalara dirección de avance, y sobre lo del reformismo era mejor esperar para comprobarlo. Pero poco se notó. El partido giró desde la «España unida y católica» de los 80, al “cristiano demócrata” e inspirado en los valores del “humanismo cristiano” con Aznar. Cuando él se entregó a Pujol en cuerpo y alma….comenzó la ruina del PP.
También recuerdo a Rajoy, quien abandona la ideología del partido –incluido, de facto, lo del humanismo cristiano- después del Congreso de Valencia del 2008 y de modo notorio después de su mayoría absoluta del 2016, que dejó intactas las leyes de Zapatero contra el derecho natural y el humanismo cristiano, y dejó dormir en el Tribunal Constitucional su oposición a la ley del aborto del 2010. Podemos ver cuántas ha aprobado el PSOE y que el PP no se ha atrevido a derogar: la ley de despenalización del aborto en 1985, la ley de reproducción asistida en 1988, la ley contra la violencia de género en 2004, la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005, la ley del divorcio exprés en 2005, la ley de igualdad en 2007, la ley de memoria histórica en 2007, la nueva ley del aborto de 2010 y desde que llegó Pedro Sánchez, allí donde gobierna el PP: ley de la eutanasia, nueva ley del aborto, ley de la memoria democrática, ley de garantía integral de libertad sexual y ley trans. ¿Qué diferencia hay entre votar al PP o al PSOE?



¿Y qué hay con la llegada de Feijóo al PP? ¿Del llamado “efecto Feijóo”? El propio Feijóo aseguró en una entrevista concedida a La Voz de Galicia que «una coalición PP-PSOE en España resolvería muchísimos problemas». Y además aclararía muchísimas dudas. Especialmente, a las personas de más de sesenta años que, cuando votan al PP, están pensando en Fraga. Aunque hay ingenuos que nieguen que el PP es un PSOE con cinco años de retraso, no hay más que ver el recorrido ideológico del PP desde 1996 hasta el 2023. En el mejor de los casos, que Feijóo es un socialdemócrata globalista, él no lo niega. Viene aquí a cuento este párrafo de un artículo de Ramón Pérez-Maura: “En esta hora en que tantos creen, y algunos con conocimiento de primera mano dicen, que Núñez Feijóo aspira a gobernar con el PSOE y no con Vox parece indispensable, moralmente exigible, reclamar al presidente del PP que indique cuál sería su opción preferida si ambas estuvieran al alcance de la mano. Es una pregunta legítima para cualquier votante español.”
Y tampoco niega, sino que afirma, estar de acuerdo con la ley de plazos del aborto ¡toma ya “humanismo cristiano”!. Decidido a abandonar el valor objetivo de los actos -la muerte inocente de un ser humano- se refugia en un subjetivismo “la aceptación de la realidad social de la ley de plazos”. El Pleno del Senado debatió el pasado miércoles la nueva ley. El PP la vetó porque: las menores deben contar con el permiso paterno, pide mantener los tres días de reflexión y se debe suprimir las ‘listas negras’ de objetores de conciencia’. Porque la diferencia es significativa, resulta inevitable citar aquí el veto de VOX a esta ley: porque “reincide en la injusticia de desproteger la vida del no nacido en aras de unos supuestos derechos reproductivos de corte globalista y porque frente a la cultura de la muerte defiende la vida desde la concepción hasta su extinción natural”.
Mientras tanto, el PP ha firmado una enmienda transaccional con el PSOE para anular el famoso ‘protocolo’ de Castilla y León. Con esta enmienda, el Partido Popular pretende evitar cualquier medida que busque «alterar, ya sea para afianzar, revocar o para demorar» la voluntad de la madre que esté determinada a acabar con la vida de su hijo: «Las Administraciones Públicas competentes garantizarán el libre ejercicio del derecho a la interrupción del embarazo en los términos de esta Ley y, especialmente, velarán por evitar que la solicitante sea destinataria de prácticas que pretendan alterar, ya sea para afianzar, revocar o para demorar, la formación de su voluntad sobre la interrupción o no de su embarazo, la comunicación de su decisión y la puesta en práctica de la misma, con la excepción de la información clínica imprescindible y pertinente», se lee en la modificación apoyada por el Partido Popular. Así, de la mano del PSOE, se prohíbe a la madre recibir la libre información de ver una ecografía en 4-D y escuchar el latido del corazón de su propio hijo. Si la madre no quiere esta información, nadie le pone la pistola en el pecho.
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