Conocemos el célebre dicho de Baudelaire: “La mejor treta del diablo es persuadirnos de que no existe”. Palabras que resuenan de manera muy especial en Alemania, desde la publicación hecha por el Die Tagepost, el 28 de febrero de 2023, de los resultados de una encuesta de opinión realizada por  INSA.

El instituto de encuestas revela que solo el 15% de los alemanes cree en la existencia del diablo en 2023. Más precisamente, la encuesta muestra que el 64% no cree en su existencia, que el 15% no tiene opinión y que el 6% de los encuestados prefiere no responder.

Y los resultados no son mucho mejores si nos centramos en la fe de los alemanes bautizados dentro de la Iglesia católica: el 60% de los bautizados no cree en la existencia del demonio y solo el 15% de los católicos cree que el demonio existe: los estragos del sínodo ya han pasado por allí. 

Las respuestas no son muy diferentes en el ámbito protestante, aunque el porcentaje es ligeramente superior de quienes creen en la existencia del diablo. En efecto, el 17% de los protestantes alemanes creen en la existencia de Satanás.

Una existencia indiscutible según la fe de la Iglesia

Sin embargo, el “Príncipe de las tinieblas” o el “Príncipe de este mundo”, se menciona muy a menudo en el Nuevo Testamento: encontramos allí 34 veces el nombre de Satanás, 36 veces la palabra “diablo” y 55 veces la palabra “demonio”. Cristo mismo realiza exorcismos para expulsar “espíritus malos e inmundos”.

Si bien la Iglesia no hace del diablo el centro de su predicación, también enseña la existencia del demonio: por ejemplo, el IV Concilio de Letrán, en el siglo XIII, afirma que “el diablo y los demás demonios fueron creados por Dios naturalmente buenos, pero son ellos los que por sí mismos se hicieron malos; en cuanto al hombre, pecó por instigación del diablo”.

Pero, a raíz de la exégesis protestante del siglo XIX y del Concilio Vaticano II, muchos teólogos ven a Satanás como un símbolo, más que como una persona real: incluso el cardenal Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI, parece haber vacilado en algún momento de su vida.

En 1973, escribió que el diablo era una “no persona (o antipersona), la desintegración, la ruina de la personalidad, y por lo tanto es característico de su naturaleza presentarse sin rostro”. Sin embargo, en 1985, el futuro Papa volvió sobre esta afirmación en su libro Entrevista sobre la fe (Fayard): “Digan lo que digan algunos teólogos superficiales, el diablo es, para la fe cristiana, una presencia misteriosa, pero muy real, personal y no sólo simbólico”.

Aun hoy, el superior de los jesuitas, el Padre Arturo Sosa, en una entrevista concedida al diario español El Mundo, el 31 de mayo de 2017, dijo que el “diablo” es solo un “símbolo” sin realidad.

Palabras distintas a las de otro jesuita, el Papa Francisco, para quien la respuesta es clara: “A esta generación, y a tantas otras, se les ha hecho creer que el diablo es un mito, una imagen, una idea, la idea del mal. Pero el diablo existe y debemos luchar contra él. Eso es lo que dice San Pablo, ¡no soy yo quien lo dice! La Palabra de Dios lo dice. Sin embargo, no estamos realmente convencidos”. Estas palabras las dijo el 30 de octubre de 2014.

Fuentes: Die Tagepost/Le Figaro/Le Monde – FSSPX.Actualités

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