La exposición temporal Montejurra. La Montaña Sagrada, comisariada por Manuel Martorell Pérez, con un enfoque historiográfico especialmente sensible hacia las posiciones ideológicas en torno a D. Javier y Carlos Hugo, ofrece un amplio y detallado relato, a través de paneles gráficos y piezas museográficas, en la que se explica la azarosa evolución de un movimiento, el carlismo, que a lo largo de la historia ha mantenido una lucha constante con la revolución, el liberalismo, el comunismo y el capitalismo.
La exposición sólo recoge la perspectiva de lo que fue conocido como carlismo autogestionario (poco carlista, y muy comunista)
Se trata de una exposición que, a juicio de Martorell, es una “buena aportación para aquel que quiera conocer realmente cómo fue el carlismo durante la dictadura”, desde un punto de vista histórico y sin afán partidista. Los ocho ámbitos expositivos de la muestra distinguen tres periodos en los que el carlismo se comportó de diferente manera. “Entre 1939 y 1955 se produce un rechazo al régimen, que no se acepta;entre 1955 y 1966, el carlismo intenta aprovechar la apertura del franquismo a EEUU y Francia para tener más influencia y cambiar el régimen desde dentro;pero a partir de 1966 se constata que cambiar el régimen es imposible y comienza un periodo de distanciamiento progresivo que culminará con el carlismo plenamente enmarcado en la oposición a Franco”, explica, recomendando a los asistentes que inviertan al menos una hora para entender bien la exposición de un movimiento político complejo. “Si vamos con el esquema de partido tradicional, no entenderemos el carlismo, que es un movimiento político con cuatro ideas generales y que de alguna forma cada uno entiende a su manera. Pero la exposición da datos a quien realmente quiera saber qué pasó”.
El carlismo real
Más que un partido de corte clásico, el carlismo responde a una compleja cultura política que se fue tejiendo, a lo largo de siglo XIX, en la defensa de valores profundamente arraigados en distintas regiones españolas de gran peso rural frente a la dominación del nuevo Estado liberal.
Durante sucesivas insurrecciones, decenas de miles de voluntarios lucharon por una religión vivida con intensidad, antiguas formas de gobierno que la modernidad amenazaba, ancestrales tradiciones y una diversidad cultural enraizada en la vida local, ideales expresados a través de la lealtad a “la dinastía legítima”. En la defensa de estos ideales, los “territorios carlistas” quedaron delimitados por cientos de lugares emblemáticos, hitos históricos y hechos de resonancia épica cuya gran carga simbólica era transmitida en los Círculos de los pueblos, por las familias, generación tras generación, muchas veces con relatos, recuerdos, los retratos de sus reyes, canciones o himnos populares, cimentando así la riqueza ideológica que caracteriza al legitimismo.
De todos estos “espacios simbólicos”, formados sobre todo en la región vasco-navarra, la Cataluña interior y el Levante mediterráneo, la merindad de Estella concentra la mayor densidad de acontecimientos que, durante casi dos siglos, han funcionado como verdaderos generadores de sentimientos, adquiriendo precisamente Montejurra, epicentro de este territorio, tal
simbolismo que terminó siendo considerada “la Montaña Sagrada” del carlismo. Testigo de tres importantes batallas (1835, 1873 y 1876) y de la principal concentración política
bajo el franquismo, desde su cumbre se pueden localizar los campos de batalla, monumentos que recuerdan gestas de antaño, fortificaciones de las que aún quedan huellas, pueblos que sufrieron el rigor de la guerra con saqueos o incendios, donde nacieron destacadas personalidades o se proclamaron históricos manifiestos, conformando así el ideario de uno de los movimientos políticos más antiguos del mundo.
[mks_toggle title=»DATOS DE LA EXPOSICION» state=»open»]
Fechas: desde el 07/11/2018 hasta el 16/12/2018
Lugar de celebración: Civivox Condestable
[/mks_toggle]