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Historia

Melquiades Álvarez. El tribuno republicano asesinado por la II República

Un honrado republicano vilmente asesinado durante el asalto perpetrado por milicianos del frente Popular, a las órdenes del socialista Enrique Puente junto a otros detenidos en la Cárcel Modelo de Madrid.

Cuando los promotores de la Memoria Histórica en España se refieren a la Guerra Civil Española y al Franquismo no dudan en hacer hincapié en la despiadada y brutal represión contra los derrotados defensores de la “legalidad republicana” que representaban los gobernantes del Frente Popular. Aquellos que entre sus miembros en octubre de 1934, tan solo dos años antes de que estallara el conflicto fratricida en toda la Península Ibérica, habían tratado de derrocar al gobierno conservador de derechas que había ganado legítimamente las elecciones. Los mismos que habían permito armar a los partidos y sindicatos de izquierda para defender a la II República Española cuando contaban en esos momentos a inicios de la sublevación, con la mayoría de la escuadra naval, la aviación, la mitad de las guarniciones militares, de la Guardia Civil junto a la mayoría de la Guardia de Asalto y demás cuerpos de seguridad. Pese a ello, el presidente José Giral cedió a las presiones de los partidos y sindicatos por lo que permitió armar a las masas y una vez sofocado los intentos de sublevación en las principales ciudades de España como Madrid, Barcelona y Valencia estas milicias de obreros y campesinos sobrepasando a las autoridades a las que decían defender y representar, comenzaron un sangriento proceso revolucionario donde todos los considerados “enemigos de la República” tachados como los “facciosos de derecha” o mejor conocidos como “los fachas” fueron pasados por las armas. Entre ellos un personaje que no pasaba por esta categoría, el diputado de la Cortes de la República Don Melquiades Álvarez

Al poco tiempo de haber sido sofocado el Alzamiento militar en Madrid, iniciado a partir del 18 de julio en toda España, muchos de sus participantes en él junto a militantes de la derecha, monárquicos, religiosos, falangistas, carlistas o militares sospechosos de desafectos a la República terminaron detenidos en varios centros penitenciarios de la ciudad. Entre ellos la Cárcel Modelo de Madrid en donde estaban los más destacados líderes de la derecha, militares de alto grado y políticos opositores al gobierno del Frente Popular. Tan solo un mes después de iniciada la Guerra Civil en toda España ocurre en Madrid uno de los sucesos más condenables cometidos por los republicanos en su retaguardia previo a la matanza de Paracuellos del Jarama que sucedería en noviembre de ese mismo año (con miles de víctimas) y es que en un confuso incidente donde un incendio ocurrido dentro de una de las galerías de la Cárcel Modelo de Madrid, según algunas fuentes y otros testimonios que se contradicen, este fue provocado por los mismos presos y otros por los milicianos que custodiaban el presidio, lo cual fue la excusa perfecta para que una masa iracunda por las derrotas en el frente y ante los rumores esparcidos  en las calles de un intento masivo de fuga por parte de los fascistas, solicitaron que estos fueran ejecutados. Así en la noche del 22 de agosto de 1936 fueron fusilados por milicianos anarquistas en los sótanos de la prisión de la Cárcel Modelo una treintena de presos de más destacados políticos y militares que había entre ellos: Julio Ruiz de Alda (cofundador de Falange), Fernando Primo de Rivera (falangista, militar y hermano de José Antonio), el general Rafael Villegas, el hijo del general Fanjul, José María Albiñana (jefe del Partido Nacionalista Español) junto a otros más incluido al personaje de esta nota Melquíades Álvarez.

Pero ¿quién era Melquiades Álvarez? Aparte de haber llegado a ser Presidente del Congreso de los Diputados en las Cortes Monárquicas y fundador del Partido Reformista. Melquiades Álvarez había nacido en Gijón el 17 de mayo de 1864 ejerció como abogado llegando a ser Decano del Colegio de Abogados de Oviedo y siempre fue un político de ideas republicanas, hombre de gran oratoria (calificado como “el Tribuno” o “Pico de Oro” por sus contemporáneos), que no dudó en colaborar con los gobiernos monárquicos con tal de sacar a España adelante, pues él  consideraba que la lucha entre Monarquía y República era estéril y que lo verdaderamente importante era “democratizar y modernizar el sistema político español”. En 1912 fundó el Partido Reformista, movimiento que aspiraba desde una posición de centro-izquierda a lograr con su  programa lo siguiente: impulsar la enseñanza como motor fundamental del futuro del país, limitar las prerrogativas reales, separación de la Iglesia y el Estado, reforma del Senado, supremacía del poder civil sobre el militar, final del caciquismo, reforma fiscal, fomento de las obras públicas, e incorporación de España al grupo de los países más desarrollados de Europa. Trató incluso de convencer al Rey Alfonso XIII de reformar el sistema de gobierno hacia una Monarquía más liberal adoptando el parlamentarismo británico así como a que se promoviera la libre enseñanza laica sin caer en políticas anticlericales, pues siempre trató de llevar a cabo políticas moderadas poniendo énfasis en la cuestión social, pero negándose a caer en el extremismo político o abrazar el comunismo tal como lo dejó en claro en un discurso de 1920  al calificarlo como  “ideal propio de los pueblos que están en la infancia de la civilización” a la vez que dejó en clara su búsqueda de la justicia social “hay que realizar una legislación social, no para proteger al obrero, sino para emanciparle (…) poniéndole, mediante una labor cultural y económica, en condiciones de que tenga acceso al Poder y de que pueda formar mañana la clase directora en representación de los inmensos intereses proletarios”. Sin embargo, justo cuando estuvo cerca de ejercer la Presidencia del Consejo de Ministros se da el Golpe de Estado de 1923 del general Primo de Rivera que es aceptado por el rey Alfonso XIII lo que le hace romper cualquier colaboración con la Monarquía y se decidió por la instauración de una República para España y a participar en cualquier conjura contra Primo de Rivera. Aunque con el final de la dictadura participó en un último intento por ayudar a salvar a la Monarquía cuando fue llamado a Palacio en febrero de 1931 ante la posibilidad de formar Gobierno porque un tiempo antes mientras todos ya pedían el final de la Monarquía, en el famoso Teatro de la Comedia en Madrid (donde se daría el acto fundacional de la Falange) había dado un discurso en que tanteó esa posibilidad de mantener aquella Institución por el bien de España, pero Alfonso XIII desechó su ayuda decidiendo utilizar al Almirante Aznar, lo cual no tuvo las consecuencias deseadas, teniendo más bien como consecuencia la caída del régimen monárquico con el exilio del Rey y la proclamación de la II República Española el 14 de abril de 1931.

Con la nueva República instaurada en España, decido fundar el 24 de mayo de 1931 el Partido Republicano Liberal-Demócrata sin embargo, su pasada colaboración con la Monarquía hace que reciba los recelos y desprecios de los nuevos republicanos entre ellos su propio pupilo político Manuel Azaña, así como también por parte de los socialistas. Melquiades Álvarez mantiene sus posturas centristas y reformistas pero que caminan más hacia tendencias más conservadoras que lo llevan a tomar posiciones más favorables a la derecha liberal para más adelante, dar con un acercamiento con el Partido Radical de Alejandro Lerroux, quien pese a lo que insinuaba el nombre de su partido ya había dejado en el pasado sus posturas extremistas para tomar posiciones más de centro y conservadoras, para así llevar a cabo reformas dentro de la naciente república española. Melquiades Álvarez criticó la Constitución de la II República advirtiendo de que era necesaria una Constitución “de todos” para así consolidar el régimen republicano, afirmando que para el proceso constituyente “hay que hacer una República que no asuste a nadie”. Pero al igual que con Alfonso XIII quien hizo oídos sordos a todos sus consejos, los líderes y políticos republicanos tampoco le hicieron caso y prefirieron elaborar un constitución a la medida de ellos, generando el mayor de los conflictos que tuvo la II República España en particular en la cuestión religiosa. En donde lo que inició no fue una política de separación de Iglesia y Estado sino un enfrentamiento abierto entre el Estado contra la Iglesia junto a una declaración de tendencia proletaria al definir a España en su Artículo 1. España es una República de trabajadores de toda clase(…).

Puede leer:  La Junta de Defensa de Madrid y los Asesores soviéticos.

Así en las elecciones de 1933 pacta con el Partido Radical de Lerroux y con la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil Robles, para entrar con el nuevo Gobierno. El 5 octubre de 1934 se da la famosa Revolución de Asturias que fue un intento por parte de los socialistas del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) junto a otros grupos de izquierda y anarquistas de derrocar al gobierno de Centro Derecha, entre los cuales estuvieron implicados destacados líderes socialista, como: Juan Negrín, Indalecio Prieto, Angel Galarza entre otros causando particularmente en la ciudad de Oviedo, en Asturias, una gran cantidad de destrozos y víctimas que fue tan violenta que el Gobierno tuvo que traer a las fuerzas de la Legión y de los Regulares de Africa para poder aplacarla. Melquiades Álvarez es implacable en sus discursos en contra de aquel intento por derrocar al Gobierno elegido por la voluntad popular y hiendo en contra de sus principios contra la pena de muerte, solicita que esta pena máxima sea aplicada contra los principales involucrados. Aquello sería su sentencia de muerte porque jamás las izquierdas le perdonarían su condena a la Revolución de Asturias. Cuando tras los escándalos políticos del partido de Lerroux (Estraperlo y Nombela) se vaya de nuevo a elecciones en febrero de 1936 la coalición de izquierdas del Frente Popular gane las elecciones de manera más que cuestionada y polémica e iniciando de manera casi inmediata la liberación de todos los implicados en aquellos sangrientos sucesos en base a la amnistía que había sido una de sus promesas de campaña para los miles de detenidos tras aquella fracasada revolución. Meses después en julio de 1936 las guarniciones del Protectorado Español de Marruecos, las islas Canarias y Baleares junto a las demás de la Península Ibérica se levantan en armas contra el caos político y social en que ha degenerado España desde la llegada del Frente Popular al poder en donde tan solo unos días antes del Alzamiento Militar el líder de la oposición republicana José Calvo Sotelo era asesinado por elementos de seguridad del Estado (Guardias de Asalto capitaneados por un Guardia Civil militante de izquierdas). Madrid entra en el caos y las guarnición de Madrid en el Cuartel de la Montaña es casi aniquilada por hordas de milicianos armados que no cesan en su orgía de sangre e inician la pesadilla de los paseos y fusilamientos extrajudiciales. El Gobierno Republicano desbordado decide llevar “para su protección” a Melquiades Álvarez a la Cárcel Modelo «porque les dijeron que allí estaban más seguros que fuera, con un gobierno que no gobernaba» de nada sirvió porque sería asesinado en ese mismo lugar el 22 de agosto de ese año. Su familia afortunadamente no sufrió su trágico destino gracias a que el hijo del jardinero del chalé ovetense de Melquíades Álvarez en Silla del Rey, conocido en Madrid como «El Dinamitero», acabó siendo uno de los principales protectores de la familia del político.

El gran Tribuno de la República tuvo tiempo de espetar palabras contra sus asesinos protestó indignado de la mentira de que decían defender la democracia que “abrían un camino de dolor y ruina a la Patria y a la Humanidad. Y todavía a esta hora –añadió- se dan las manos sobre el crimen, y así se presentan ante el mundo…”. Se refería a la Democracia ya convertida por ellos en Demagogia y en Tiranía. Pero solo recibió insultos de sus verdugos a los que increpó valerosamente: “Asesináis a un hombre que sólo os hizo bien. Matáis de la peor manera toda idea de libertad y democracia ¡Sois una manada de cobardes y de canallas!” y ante sus advocaciones a Dios uno de los milicianos le asestó con una bayoneta en la garganta para luego ser rematado con una ráfaga de ametralladora. Así terminaba la vida de un hombre justo político y republicano honorable que había sido asesinado de la manera más cruel. Manuel Azaña quien sentía por él a pesar de sus diferencias un aprecio como mentor político nada hizo para evitar aquello tan solo caer en una profunda depresión al enterarse de la noticia de su asesinato y pensar en renunciar al cargo de presidente, cosa que no hizo hasta cerca del final de la Guerra Civil.

Andrés Nin versus Joaquín Maurín, la venganza comunista frente al perdón franquista.

Pero el final de Melquiades Álvarez no había terminado con su injusta muerte sino que había tenido secuelas más macabras ya que los milicianos que lo fusilaron no contentos con ello decidieron cortarle la garganta «le dieron un tajazo en la laringe» porque de allí habían salido las palabras que habían condenado la Revolución de Asturias porque para ellos él fue un traidor a la República. Pero otra poderosa razón para asesinarlo y ensañarse contra su persona fue sin duda que a inicios de 1936 como parte de sus tareas profesionales como Decano del Colegio de Abogados de Madrid desde 1932, tuvo que ocuparse de la defensa de uno de los colegiados, el líder de la Falange José Antonio Primo de Rivera, que había sido detenido y al que le habían incoado seis procesos penales, cuatro de ellos por tenencia ilícita de armas. A pesar de las diferencias que había tenido en el pasado con su padre, no dudó en salir en su defensa “Se trata de un compañero de gran pulcritud profesional en el ejercicio de su cargo. Basta que me haya elegido como decano para que le defienda en un proceso, para que yo, desde luego, aceptara con verdadero entusiasmo. Creo que con ello cumplo un deber. Tengo ideas contrarias a las de mi representado; pero esto no es obstáculo para que pueda defenderle”, afirmaría Don Melquíades a un periodista.

Sin embargo su hija no se quedó de brazos cruzados decidió colaborar en la lucha contra el Frente Popular para vengar la muerte de su padre ayudando como enlace de la Quinta Columna que se había organizado para combatir al Gobierno frentepopulista llevando informes y comunicados a los agentes que se habían logrado poner a salvo dentro de edificios bajo protección diplomática de algún Gobierno como fue en el caso de sus contactos asilado en uno de la Argentina aunque sin conocimiento de este Gobierno. Al final de la Guerra Civil sobre la figura de Melquiades Álvarez cayó en el olvido debido a su militancia republicana, su pensamiento liberal y laico ya que no encajaba en el marco de los mártires de los “Caídos por Dios y por la Patria” del nuevo régimen Nacional Católico que estableció el general Franco.  Sin embargo, su figura debe ser rescatada y puesta en el sitial justo dentro de la Historia de la España del S XX, un político de gran cultura, crítico con el poder, de una intachable rectitud, de honradez irreprochable, poco dado a las componendas políticas, y hombre que tenía la ética como norte. Vilmente asesinado durante el asalto perpetrado por milicianos del frente Popular, a las órdenes del socialista Enrique Puente junto a otros detenidos en la Cárcel Modelo de Madrid. Una víctima incómoda de recordar por parte de la “Memoria Histórica” como Andrés Nin (líder del POUM) que siempre tiende en los medios de comunicación a pintar a todos los que lucharon del lado de la II República  como los buenos de la película y a sus enemigos y víctimas como los malos, aunque estos también hayan sido republicanos, merecían tal fin. De aquí este escrito como reconocimiento para un verdadero político y tribuno de España.

ÁLEKS FERNANDO NARVÁEZ ESPINOZA. Historiador | LIMA (Perú)

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