Mientras en Madrid el PSOE decide a puerta cerrada qué le hemos de regalar los ciudadanos a los secesionistas y cuándo cierran la abadía del Valle de los Caídos, en Barcelona se pone en marcha otra oleada de odio a los cristianos, vía memoria histórica.
En esta ocasión la razzia se centra en Montserrat, tótem del nacionalismo católico y pagano de Cataluña. En la abadía catalana están enterrados 319 miembros del Tercio de Montserrat, combatientes de la guerra civil.
En el recinto de la abadía hay también un monumento a estos caídos: un requeté moribundo, con la bandera junto a él, alza su última mirada a la abadía que alberga la imagen de la Virgen.
Las fosas, los monumentos y cuanto se refiere al recuerdo del Tercio de Montserrat fue costeado por el mismo Tercio y por las familias de los difuntos.
En 2018 el parlamento regional catalán aprobó una propuesta socialista, con la única abstención del PP, para retirar estos monumentos en el plazo de seis meses. Ahora vuelven a la carga.
El recinto de Montserrat ha acogido durante décadas los actos más simbólicos del nacionalismo catalán, incluidas las campañas de apoyo a los golpistas encarcelados, y se ha sumado a todas las peticiones de los secesionistas.