A veces, cuando a los nacionalistas las circunstancias o los espontáneos les dan cuerda, hablan de crear figuras de ensueño como una pretendida “confederación de pueblos ibéricos” u otros sucedáneos. Viéndolos andar dan la impresión de estar a un saltito de volver a crear España. Hay que recordar que allá por los siglos XI y XII los reinos de aquello que se llamaba “las Españas” transitaban algo similar en un toma y daca que daba algún paso hacia adelante y otros hacia atrás. Así, hasta la boda de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, que dio por resultado que su nieto y heredero Carlos fuese oficialmente Carlos I de España.

En la construcción de la lengua franca, Alfonso X el Sabio, a mitad del siglo XIII, fue referente de la cultura española de todos los tiempos y con su impulso y empeño en la Escuela de Traductores de Toledo aunando las legendarias tres culturas. Sabios islámicos, judíos y cristianos, fueron integrados para poner en común todas las grandes obras y ponerlas al alcance de todos, ello y crear un “corpus legis”. Buen músico y compositor, también fue poeta (las cantigas de Santa María) y gran jugador de ajedrez. El Rey más culto de la historia de España, también impulsor de la Reconquista (Batalla de las Navas de Tolosa). Se ocupó del legado del Sacro Imperio Romano-Germánico y tomó las viejas enseñanzas de los visigodos, con él nació el Fuerojuzgo, y escribió libros de astronomía e historia. Fundó universidades como la de Valladolid y Sevilla y reforzó y dio respaldo definitivo a la de Salamanca, creada por su padre Fernando III. La gran cantidad de obras escritas literarias, jurídicas, administrativas, económicas y de música, así como la traducción de todas las grandes obras árabes, judías y en latín y la incorporación definitiva a la lengua franca de vocablos árabes, hebreos, latinos, vascos, catalanes, valencianos y gallegos, hizo dar el salto definitivo a la estandarización del castellano vulgar, la lengua española, ya declarada oficial por el Rey Fernando, su padre.

Hoy el español lo hablan al menos 600 millones de personas en el mundo y la tendencia es avanzar hacia una segunda gran estandarización. De un lado, la adopción por parte del idioma español de nuevas palabras y voces que proceden más de nuevas prácticas, comportamientos sociales y descubrimientos que de otras lenguas. De otro, la creciente invasión de los llamados “españolismos” en el uso cotidiano verbal y escrito de otros idiomas. O sea, la profusión del uso del español, la segunda lengua materna del mundo, la segunda en internet y la tercera en número de hablantes, hace que la familiarización internacional con su vocabulario y fonética esté creciendo en progresión geométrica como un proceso imparable.

Una lengua es un código lógico de signos lingüísticos de interacción cuyo fin es la propia comunicación. Pero también los son sus obras literarias, jurídicas y científicas, el número y distribución geográfica de sus hablantes y el afán y apego generalizado por su uso, así como su tasa de crecimiento, cercanía y conocimiento. En el futuro más inmediato, fruto del actual proceso de estandarización, para entender el español o iniciarse en su uso con éxito, bastará con hablar italiano, francés, inglés u otras lenguas occidentales.

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