Por Antonio Molle Torné
¿Qué pasaría si de repente hubiera un corte del fluido eléctrico y se prolongara en el tiempo?
Se puede decir sin miedo a exagerar que desde la segunda mitad del siglo pasado venimos disfrutando de unas comodidades como nunca la humanidad siquiera lograra pensar. Pronto olvidamos los europeos lo que padecieron nuestros antecesores en la primera mitad del siglo XX. Estamos acostumbrados a tener de todo y de forma inmediata, como por ejemplo el agua, abrir el grifo y que salga agua es un lujo, poder abrir el frigorífico y escoger algún alimento que sacie nuestra sensación de hambre o antojo también lo es. No somos consciente de nuestra vulnerabilidad hasta que se desencadena un desastre, especialmente en las ciudades. Por esto nunca pensamos que nos podría pasar a nuestra familia, allegados o a nosotros mismos. Como ejemplo de percance catastrófico podría bien ser el quedarnos sin suministro de corriente eléctrica a las puertas del invierno. Cada generación está menos preparada para sobrevivir en una situación adversa. Nuestros abuelos y bisabuelos tenían unas técnicas adquiridas por los tiempos que les tocó vivir que nosotros desconocemos. Lejos quedan el candil, el brasero de carbón, el tener que ir a por agua al pozo, o las recetas para conservar los alimentos en salazón. Habría que preguntarse muchas cosas como: ¿Qué haríamos sin agua corriente, sin refrigeración para mantener los alimentos frescos en la nevera? ¿Cómo vuelvo a mi casa si hay un percance y me coge fuera? o ¿Qué seguridad me aportaría el ir por las calles a oscuras? Todas estas preguntas intentaré contestarla de una forma amena y entendible para todos en este artículo.
Quizás habría que empezar por explicar y dar a conocer la regla de los “3”. ¿Y qué es eso de los 3? El 3 hace referencia al tiempo que podemos sobrevivir sin la necesidad de algún elemento vital. Los casos son los siguientes: No podemos sobrevivir si nos falta el aire por más de 3 minutos, 3 horas sin refugio (en condiciones climáticas extremas), 3 días sin beber (sin hidratarnos), y 3 semanas sin comer.
Empecemos por lo primero, el aire. Es fundamental que mantengamos las vías respiratorias sin obstrucción alguna que nos impida respirar, para ello es recomendable llevar en el bolso, mochila o el coche, una mascarilla profesional de las que se usan por ejemplo en carpintería. Nos debe cubrir nariz y boca y que pueda filtrar partículas en suspensión, como las generadas en el derrumbamiento de las Torres Gemelas en Nueva York, o las del volcán en la Palma. Es muy necesario tener en cuenta que en caso de incendio o accidente químico no nos serviría. Estas mascarillas no protegen contra gases como el monóxido de carbono o los derivados del cloro.
El siguiente punto es el refugio, aunque este dependerá mucho de donde nos encontremos. Estas situaciones no suelen avisar y nos podríamos encontrar en cualquier sitio como en casa, en el trabajo, comprando en el supermercado, o conduciendo. Partiendo de que nos encontramos en nuestra localidad o en alguna vecina, nuestro objetivo en esas primeras horas es llegar a casa, que será el punto de reunión de la familia. Si tuviéramos que recoger algún familiar, como el hijo del colegio, acordaríamos con anterioridad un punto de encuentro. Tomando como ejemplo el caso del hijo, lo más conveniente sería el propio colegio. Habría que tener en cuenta la distancia a recorrer con el vehículo, ya que es necesario calcular el consumo de carburante, para mantener siempre un poco más de ese mínimo de combustible imprescindible en el depósito para ir y volver.
Una cosa muy a tener en cuenta es el agua potable. No debemos conformarnos con el agua del grifo, si no tener siempre agua almacenada por si se produjera un corte del suministro. El agua es fundamental para hidratarnos. Es necesario unos dos litros de agua al día por persona y ya no solo para hidratarnos si no para procesar alimentos, el aseo personal y alguna limpieza de emergencia. Quizás fuese necesario, según necesidad y situación, el filtrar y potabilizar el agua. Para ello tendremos en casa lejía apta para el consumo o pastillas potabilizadoras y filtros de carbón activo que filtre partículas sólidas, metales pesados, etc.
Al no haber agua corriente la limpieza del cuerpo se haría preferentemente con toallitas higiénicas. Cada dos o tres días podría usarse un poco de agua y jabón, aprovechando también para lavarse el pelo si fuese necesario o afeitarse. Es preciso cuidar la higiene personal para mantener la moral y la autoestima alta en tiempos difíciles.
Las necesidades solidas se harán en bolsas y se desecharán en el contenedor de basuras. El objetivo es no gastar agua en el baño (retrete). El agua de limpieza y aseo personal se almacenará con el fin de ir arrojándola, poco a poco, por el váter con algo de lejía, después de orinar.
Siempre tendremos una existencia fija de alimentos no perecederos a corto plazo o que no necesiten de refrigeración, como latas de conservas, frutos secos o galletas. No está de más tener algo de chocolate guardado, sobre todo si hay niño dentro de la unidad familiar, ya que posiblemente levantar el ánimo de todos. Lo que se vaya consumiendo de esas reservas, se irá reponiendo de inmediato, vigilando exhaustivamente la fecha de caducidad de los productos, para ir rotándolos y renovándolos. El objetivo es mantener siempre esas cantidades de existencias.
Los primeros días habría que hacer uso de aquellos alimentos perecederos que tengamos fuera y dentro del frigorífico/congelador, dejando para lo último, si hiciera falta, lo almacenado para emergencias.
A continuación, muestro una listas y consejos para hacer acopio de agua, comida y otras cosas para una semana. Partimos sin saber cuándo se restablecería el suministro eléctrico, pudiendo alargarse unos días, semanas o incluso meses. Digamos que una semana es el tiempo que se tiene de actuación, de reacción o planificación por si la situación se prolongara, (aunque ya se tendría que haber pensado algo con anterioridad).
Sabiendo que hace falta unos dos litros de agua potable para hidratarnos, haría falta almacenar 14 litros si estuviéramos solos, o 56 litros si fuéramos 4 personas. Si llegara la necesidad de potabilizar el agua utilizaríamos filtros con carbón activo para filtrarla y lejía apta para el consumo para desinfectarla. La proporción debe venir en la etiqueta del envase de la lejía. Suele ser de 16 gotas por cada 10 litros de agua, 1,6 gotas o 2 gotas por litro. Como recomendación primero la desinfectamos y luego la filtramos. Podríamos compensar la falta de agua con otros líquidos como leche, caldos, o algún zumo, pero nunca bebidas alcohólicas ya que conseguiríamos el efecto contrario.
Deberíamos disponer de agua para cocinar y el aseo personal. Tendríamos que almacenar entre medio litro o un litro al día por persona, es decir, que para una persona será necesario hacer acopio de 4 o 7 litros, y para 4 personas de 14 y 28 litros.
En el tema de la comida es diferente. Dependerá de los gustos y de las necesidades de cada uno. Lo más común y recomendable para almacenar y hacer uso de ellos en esos días de necesidad, son los siguientes productos: Comidas enlatadas (conservas de atún, de salmón, caballas, mejillones, garbanzos, lentejas, albóndigas, paté, etc.), pasta, tomate frito envasado en botes o brick, caldos en brick o sobres, frutas envasadas en su jugo o almíbar, frutos secos, barritas energéticas, cereales, galletas, chocolate, azúcar, sal, y aceite entre otros. No está de más tener algún que otro suplemento alimenticio que previamente habremos consultado con nuestro médico o farmacéutico, como son los complejos vitamínicos, sin olvidarnos de algunas infusiones como la manzanilla y la tila.
Los utensilios para comer intentaremos que sean desechables (plástico), para que una vez hayamos comido todo vaya a la basura, con el fin de no gastar agua en su limpieza.
También tendremos que hacer acopio de medicamentos, sobre todo de aquellos que necesitemos o necesiten tomar nuestros allegados por prescripción médica para tratar alguna enfermedad o patología. Los más comunes para tener en casa son: Ibuprofeno, aspirina, acetil cisteína, ventolín (salbutamol), antihistamínicos, antiinflamatorios, analgésicos, cremas para quemaduras, alcohol, agua oxigenada, betadine, suero fisiológico, gasas, algodón, vendas, tiritas, aconsejable un torniquete y vendajes tácticos, antibióticos (si se pudiera tener).
Es recomendable tener una alternativa a la vitrocerámica o cocinas eléctricas. Para ello optaríamos por un hornillo de gas como los utilizados en los campings/outdoor. De este modo podríamos aprovechar la bombona de gas butano o propano del termo de agua. En caso contrario habría que comprar alguna botella o bombona de gas y reservarla para estas ocasiones.
Es conveniente contar con varios mecheros y cajas de cerillas con la que encender fuego. Siempre es bueno tener las cosas diversificadas, eso hará que dispongamos de alternativas ante un imprevisto. Incluso, sin ser necesario en nuestro hogar, un pedernal para casos extremos, también estaría bien poseerlo.
El poder ver en la oscuridad lo solucionaremos con velas y linternas. Volviendo a la cuestión de la diversidad y el poder tener alternativas, elegiremos varias linternas con diferentes tipos de carga. Entre las distintas opciones, una con batería recargable o pilas, otra de carga manual y otra, por ejemplo, solar.
En relación a utensilios, herramientas y material para tener en casa destacaría los siguientes:
Pilas y baterías de repuesto, baterías externas portátiles recargables (power-bank), radio FM/AM con alimentación a pilas, herramientas comunes de estar por casa, cinta aislante, cinta americana, pegamento loctite, cuerda y cordino, bolsas de basura, libreta, bolígrafos, lápices, dinero en efectivo en billetes pequeños y monedas, grupo electrógeno, cargador solar, prismáticos, alguna emisora para comunicarnos, crucigramas, sopas de letras, libros, y juegos de mesa para los niños, entre otros.
Para los que disponemos de automóvil las recomendaciones son estas:
Si es posible, el vehículo debería estar guardado en garaje. Tener siempre el tanque de combustible lleno como mínimo hasta la mitad, revisión pasada y todos los líquidos del vehículo al nivel que les correspondan. Llevar, en la medida de lo posible una rueda de repuesto de las mismas medidas que las que monta, en su defecto, pero no tan efectivo, un kit antipinchazo. Una bomba manual o eléctrica de aire portátil para el llenado de ruedas, herramientas básicas para reparaciones fortuitas en el vehículo, en el caso de que no tengamos conocimientos de mecánica, es probable que le sirva a la persona que nos ofrezca su ayuda. Pinzas para baterías, cadenas para la nieve, dependiendo por donde te desplaces, todas las medidas de protección y de seguridad pertinentes para poder ser vistos en la carretera, una linterna, navaja multiusos, guantes de trabajo, alguna cuerda y cordino, un pequeño botiquín. Tener alguna muda y ropa de abrigo guardado en el maletero, al igual que algunas botellas o garrafas de agua junto a barritas de cereales o energéticas, un bidón de 10 o 20 litros para poder llenarlo de combustible si fuera necesario.
Hemos intentado ofrecer una breve introducción, aunque lo más detallada posible al mundo del preparacionismo, que no es sino estar preparado para alguna eventualidad en la vida. Esta puede ir desde un corte con un cuchillo en el hogar, al corte de suministro de energía eléctrica por unos días o semanas.
El preparacionismo es aplicar el sentido común, con algunas técnicas y conocimientos, con el fin de aumentar el tiempo de reacción y actuación ante una posible amenaza, pudiendo salvar la vida de tus seres queridos y la tuya propia.
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