Sé que me acusan... Sé que me acusan de fatal nostalgia, de medieval delirio, de impostura, de aferrarme a la atroz literatura, a la sangre, a la espada y a la magia. Sé que, tal vez, mi música se escapa del cauce que pluguiera a mi desvelo, ̀que en esta vida no hallaré más cielo que ése que ignoran los humanos mapas… Pero, ¡qué bah!, mientras el ave cante en mi ventana y surque mi navío, por arduos mares, música celeste; mientras mi alma audaz, ebria y errante, lata al compás de un lírico extravío, seré ayer, seré verso, seré éste. Edgar Rolón
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Isabel.
11/09/2022 at 13:30
Bellísimo poema: lírico, delicado y con un mensaje que ni el tiempo ni la oscuridad pueden opacar. Desde Mendoza, Argentina: quedo conmovida. Gracias.