El pasado mes de noviembre, y ante la estatua de nuestro de George Washington (masón reconocido), el Gran Maestro de la Gran Logia de Nueva York, William M. Sardone, firmó el decreto que autoriza la constitución de la nueva Gran Logia del Líbano, que tendrá su sede en la ciudad de Beirut. La Masonería Neoyorquina, en amistad con la Gran Logia de España, creó en 1955 el distrito de Siria-Líbano, que cuenta con once Respetables Logias en la región.
El decreto tiene una importancia histórica, pues supone el primer reconocimiento de una Gran Logia en el Líbano, garante de la regularidad masónica en plena igualdad con todas las demás Grandes Logias regulares del mundo, y permitirá a los masones ir minando a los cristianos del Líbano, cristianos que viven en una difícil situación, pues el país vive en una inestabilidad constante, por guerras y conflictos internos o externos (conflictos de países cercanos como Siria, Israel o Palestina).
A pesar de la inestabilidad, el 53 % de la población cristiana ha conseguido que la capital del Líbano, Beirut, vuelve a ser uno de los centros financieros, económicos y comerciales más grandes y modernos, y una de las ciudades más vanguardistas y occidentalizadas del Medio Oriente, desarrollo que puede estar comprometido con la introducción de un nuevo elemento de inestabilidad: la masonería.