Miles de personas se manifestaron  el pasado 26 de junio  en Madrid  a favor de la vida, de la verdad, de la libertad  y  contra algunas de las políticas del actual Gobierno de España.

La manifestación fue convocada por  más de  200 organizaciones,   algunas cristianas, otras no,  que pedimos  se  legisle a favor de la vida humana desde la concepción hasta su ocaso natural,   que no se distorsione la verdad de la historia de España y de su relación con el resto del mundo,   que se deje de señalar a los católicos y a la Iglesia como la causante de todos los males habidos y por haber,   que sea real la libertad educativa  por medio de la cual los padres  o  tutores puedan elegir  el tipo de educación moral y religiosa que desean para sus hijos,   así como la libertad de elección de centro,  y  que  el  Gobierno actual de España  deje ya de poner “parches” a la economía española  y,  en diálogo franco y sincero con todos los agentes sociales,  se elabore y ponga en marcha  un proyecto  socio-económico  serio y riguroso  que nos ayude a hacer frente a las diversas crisis con que nos enfrentamos en la actualidad los españoles, muchos de los cuales viven por debajo del umbral de la pobreza.
Porque creemos  en el Dios de la Vida y en su Hijo Jesucristo  y porque somos miembros de la Iglesia y hombres y mujeres de bien,   pedimos la abolición de las leyes de aborto y de eutanasia en España y una apuesta decidida a favor de la maternidad responsable y a favor de los cuidados paliativos cuando la vida de las personas se acerca  a su fin  natural.

De lo contrario,  lo que observamos es que  la cultura de la muerte  se intenta imponer a toda la sociedad, siendo así  que  la  mayoría de los ciudadanos españoles estamos a favor de  la cultura de la vida y del respeto a la vida,  sobre todo cuando es más frágil:   en el seno de la madre y en la vejez  y  en otras situaciones particularmente críticas.

Nótese que no decimos  no  porque nos apetezca,  sino porque la ley natural y la Santa Ley de Dios nos invitan a  apostar por la vida:

• -No matarás,   dice el Señor.
• -Honrarás a tu padre y a tu madre.
• -Elige la vida y viviréis tú y tus hijos después de tí en la tierra que el Señor te ha dado.
• -Cumple los Mandamientos de la Ley de Dios  y conviértete si has pecado.El  Señor te espera para perdonarte,  no para condenarte ni para hundirte,  sino para que tengas vida verdadera,  vida felíz en este mundo y en el otro,  Vida Eterna.
• -Ama y practica siempre la verdad. Jesucristo mismo es la verdad,  la vida y el único camino hacia el Padre.
• -Usando la terminología clásica: “Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por amor a Dios”
• -Amemos a nuestros enemigos y recemos por los que nos injurian o persiguen.
• -Tal y como nos dice el Señor Jesús:  “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten a vosotros: en ésto consiste la Ley y los Profetas”
• -Formulado en lenguaje del Antiguo Testamento:  “No hagas al otro lo que a tí no te agrada”

La promesa que Dios hace a quienes le son fieles y ponen en práctica su palabra es ésta:   “serás feliz y se multiplicarán tus días en la tierra  y  llegarás a la Vida Eterna que he preparado para tí;   verás a los hijos de tus hijos;  serás dichoso,   te irá bien”

Alguno preguntará  el por qué  de esta forma que Dios tiene de proceder.
Y la respuesta es que  ya  que  Dios nos ha amado tanto, es justo y necesario,  es nuestro deber y salvación  darle gracias  y  bendecirle siempre,   pero no solo con los labios,  sino con el corazón y con las obras, con toda nuestra vida:    hacer de nuestra vida una ofrenda agradable a Dios.

Otros nos dicen que  en lo que se refiere a la vida moral, personal y social,   cada uno puede  pensar y hacer  lo que le dé la gana  y  que hay que obedecer a las mayorías. No es éso lo que enseña la Palabra de Dios, que nos exhorta:
-Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.

Por eso, la Iglesia,  el pueblo de la vida y para la vida, instruida por la Divina Revelación,  nos urge e invita a poner en práctica los mandatos y leyes del Señor, su santa voluntad, su Palabra.
-¿Vamos a claudicar y a tolerar sin más lo que este Gobierno  sectario y totalitario  está imponiendo ya a los ciudadanos españoles?
No.    Y como apostamos por la vida,  la verdad y la libertad   y  queremos obedecer a Dios con amor por encima de todas las cosas,  y  también porque deseamos el bien integral  de todas y cada una de las personas y del conjunto de la Nación,   por esas razones salimos a la calle  el domingo día  26 J   para  proclamar alto y claro que no estamos dispuestos a obrar el mal,  sino el bien. Y quien dice  lo que está bien y lo que está mal  es Dios mismo,   no los hombres ni las mayorías  (por muy democráticas que parezcan)
Bajo capa de bien,  lo que se nos presenta e intenta imponer es el mal:   éso es lo que hace  el padre de la mentira, el diablo,  que solo quiere nuestra ruina, nuestra perdición y nuestra condenación.
España se ha convertido,  desgraciadamente,  en ejemplo de lo que no hemos de hacer si queremos agradar al Creador.
Ese Dios tan bueno,  amable,  justo y misericordioso  que no quiere que nadie se pierda,  sino que todos nos convirtamos a su amor.    Y ello nos proporcionará la felicidad en este mundo y en el otro.
Precisamente el pasado  24 de junio  celebramos la solemnidad del Corazón de Jesús.Es el mismo Hijo de Dios quien nos dice:
-Todos los que estáis cansados y agobiados,  venid a mí y Yo os aliviaré.  Cargad con  mi  yugo  y  aprended de mí que soy manso y humilde de corazón,  y encontraréis descanso para vuestras almas,  porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera  (Ver evangelio de San Mateo)
A la Iglesia y a los cristianos  nos interesa el bien de cada persona en particular  y  el de toda la sociedad en general;  en nuestro caso de la sociedad española.

De ahí que  el Papa emérito Benedicto XVI  enunciase, hace ya un tiempo,  los cinco principios  no negociables por los que un cristiano ha de orar y trabajar en su día a día:
-El respeto a la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.
-La sagrada libertad de los padres  para  elegir efectivamente  el tipo de formación que desean para sus hijos.
-El matrimonio  entendido como lo que es:   la unión fiel y amorosa entre un varón y una mujer para toda la vida y abierta a los hijos,  a la prole.
-No tolerar ni someternos  a  las imposiciones que vayan contra la dignidad de la persona humana y contra el bien común de los pueblos.

El Señor,  que nos creó y nos redimió,  merece que le amemos sobre todas las cosas  y  que pongamos en práctica su voluntad,   pues no todo el que dice:  “Señor, Señor”  entrará en el reino de los cielos,   sino el que cumple la voluntad del Padre celestial:   son palabras de Jesucristo.
Y porque amamos a  España  y  a  todos los que vivimos en este bello país   queremos y deseamos   que Cristo reine en todas las almas  y  en  la sociedad en su conjunto.
De ahí que ofrezcamos lo mejor.Y lo mejor es  Jesucristo y su buena noticia,  vivida y practicada según las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.

A nadie obligamos a creer,  a pensar y a obrar  como nosotros;    pero sí tenemos  la noble misión   de  decir a los demás   -en público y en privado-   lo que conduce a la muerte  y  lo que conduce a la vida.       Después  cada uno  tomará sus propias decisiones libremente y sin ser coaccionado…….
En el fondo  y  en la forma  lo que se está dando en España y fuera de ella es  una  “batalla cultural”  y  cada uno ha de decidir bajo qué bandera desea militar:   o bajo la del Rey de Reyes  o  bajo la del diablo   (así lo expone San Ignacio de Loyola en los Ejercicios)

¡Sí a la vida,  sí a la verdad,  sí al amor,  sí al perdón,  sí a la reconciliación,  sí a la concordia,  sí a la fraternidad  y a la amistad social, y  NO  a todo lo que se opone a ello!
Dios nos lo conceda por intercesión de la  Inmaculada y del apóstol  Santiago,  gloriosos patronos de España.¡Amén!
P.   José  Vicente Martínez,   junio de 2022.

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