Por Patrick J. Buchanan
“Fortress Europe (FT) es una ilusión”. Así lo declara el Financial Times en la línea final de su editorial del sábado: “Europa no puede ignorar la crisis de los migrantes sirios”.
El FT se compromete a instruir al Viejo Continente sobre cuál es su deber y cuál es su futuro: “La UE enfrentará flujos de migrantes y solicitantes de asilo en el Mediterráneo en las próximas décadas”.
¿Puede Europa repeler esta invasión doméstica no deseada del Sur Global?
Es “delirante” pensar eso, dice el FT . Europa debe ser realista y centrarse en “proporcionar rutas legales para migrantes y solicitantes de asilo”.
Lo que ocasionó el editorial fue la áspera resistencia de Grecia a la canalización del presidente turco Erdogan de miles de refugiados sirios, que habían huido a Turquía, hasta la frontera con Grecia.
Erdogan amenaza con inundar el sureste de Europa con refugiados sirios para extraer más dinero de la UE a cambio de mantener a los 3,5 millones de sirios que ya están en Turquía lejos de las fronteras de la UE.
Otro objetivo de Erdogan es obligar a Europa a respaldar su intervención militar en Siria para evitar que el presidente Bashar Assad capture toda la provincia de Idlib y salga victorioso en su guerra civil.
En el infierno de derechos humanos que es Siria hoy, podemos ver las dimensiones del desastre forjado cuando los cruzados wilsonianos se propusieron deponer al dictador Assad y hacer que Siria fuera un lugar segura para la democracia.
Una breve historia.”La historia del último medio milenio cuenta la historia del ascenso y la caída de una civilización”.
Cuando estalló la Primavera Árabe y los manifestantes se levantaron para derrocar a Assad, Estados Unidos, Turquía y los árabes del Golfo ayudaron y equiparon a los rebeldes sirios dispuestos a tomar las armas. Sin embargo, los “buenos rebeldes” fueron derrotados y los elementos de al-Qaida pronto asumieron el dominio de la resistencia.
Ante la derrota, el presidente de Siria hizo un llamado a sus aliados – Rusia, Irán, Hezbolá – para salvar a su régimen. Respondieron, y Assad, durante cuatro años, recapturó toda Siria al oeste del Éufrates, excepto Idlib.
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Allí, los últimos combates han empujado a 900,000 refugiados más a la frontera sur de Turquía.
Las intervenciones y guerras de Occidente del siglo XXI en el mundo islámico no han ido bien.
George W. Bush fue incitado a invadir Irak. Barack Obama fue persuadido para derrocar al coronel Moammar Gadhafi en Libia y al régimen de Assad en Damasco. Obama ordenó a las fuerzas estadounidenses que ayuden al príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman en su guerra para aplastar a los rebeldes hutíes que habían expulsado a los títeres residentes de Riad en Yemen.
¿Y qué ha cosechado Occidente de nuestras guerras en Oriente Medio?
En Siria y Yemen, hemos ayudado a crear dos de los mayores desastres de derechos humanos del mundo. En Libia, tenemos una nueva guerra civil. En Iraq, ahora luchamos contra Irán por influencia dentro de una nación que “liberamos” en 2003.
En Afganistán, hemos concluido un acuerdo con nuestro enemigo de dos décadas, los talibanes, que nos permitirá sacar a nuestras 12,000 tropas del país en 14 meses y dejar que nuestros aliados afganos lo resuelvan o luchen contra él. Estados Unidos se está librando de su guerra más larga.
En cinco guerras durante 20 años, perdimos 7,000 soldados con unos 40,000 heridos. Sumimos la riqueza de un imperio en estas guerras.
¿Y qué produjeron estas guerras para los pueblos que fuimos a ayudar, además de cientos de miles de afganos y árabes muertos y millones de personas desarraigadas de sus hogares y expulsadas al exilio?
Ahora, el FT está advirtiendo a Europa que, después de cumplir con su deber al sumergirse en el Medio Oriente, el continente tiene un nuevo deber moral de acoger a los refugiados que las guerras crearon, en las próximas décadas.
Pero si la UE abre sus puertas a una corriente interminable de africanos y árabes, ¿dónde está la evidencia de que las naciones europeas los aceptarán y asimilarán?
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¿Se convertirán estos inmigrantes y solicitantes de asilo en buenos europeos? ¿O crearán en las grandes ciudades de Europa enclaves que reproduzcan las condiciones en los países de África y Medio Oriente de donde vinieron?
La historia del último medio milenio cuenta la historia del ascenso y la caída de una civilización.
En los siglos XVI, XVII y XVIII, España, Gran Bretaña, Francia y Portugal, y luego Bélgica, Italia, Alemania y América, todos creyendo en la superioridad de su civilización, salieron al mundo para crear imperios para elevar y gobernar lo que Rudyard Kipling llama burlonamente “las razas menores sin la ley”.
Después de dos guerras mundiales, los gobernantes de estos imperios adoptaron un liberalismo que ahora proclamaba la igualdad de todos los pueblos, razas, credos, culturas y civilizaciones. Esta ideología igualitaria ordenó el desmantelamiento de imperios y colonias como las reliquias reaccionarias de un tiempo ignorante.
Ahora, los pueblos de las nuevas naciones, insatisfechos con lo que han producido sus tierras y gobernantes liberados, han decidido venir a Europa para disfrutar en Occidente lo que no pueden replicar en casa. Y el liberalismo, la ideología del suicidio occidental, dicta a Europa que los acepte en las próximas décadas.
Los colonizadores de ayer se están convirtiendo en los colonizados del mañana. ¿Es así como termina Occidente?
Este artículo se publicó por primera vez en inglés en Takimag.com
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